lunes, 26 de abril de 2010

Capitulo 5 (viernes 8 de agosto – 2ª Parte)

Ya habían pasado dos días desde mi arribo… y aun no habíamos oficializado la salida de bienvenida con los chicos, por lo que decidimos hacerla esa misma noche. Había un bar cerca de ahí que ofrecía comida y baile después… inclusive podías cantar… no que yo fuera a hacerlo… me gustaba, pero sólo era cantante de ducha, aunque mi ex siempre sostenía que tenía una hermosa voz, y me hizo ir unas clases con un profesor para que me guiara. Al poco tiempo termine abandonando, pues me moría de la vergüenza… pero si, cuando estaba sola, cantaba relativamente bien.

Mientras tomaba la merienda, y veíamos una peli en la TV, no podía dejar de pensar en el chico “cabeza de nido de pájaro”; pero me molestaba enormemente que un completo desconocido influyera tanto en mi mente, a tan solo dos días de haber llegado a suelo ingles. Así que decidí prestarle más atención a la película, y dejar que mi cabeza no pensara más idioteces.

Con Sofía hicimos un recorrido de nuestros armarios, para saber que teníamos, y si hasta podríamos intercambiarnos ropa. Nunca fui muy fanática del intercambio, pero confiaba en Sofía, y sabía que no iba a hacerle daño a mi ropa. Después de reírnos de todo lo que hubiésemos traído, pero que no entraba en las maletas, decidimos que un día de estos iríamos de shopping.

La despedí, y me fui a bañar. Iba a probar mi nuevo acondicionador. Genial… otra vez el “tío cosa” apareció en mi memoria. Volví a sacudir mi cabeza, como si eso fuera suficiente para borrarlo. Me metí en la ducha, que estaba a la temperatura justa. Cuando salí, me lavé bien los dientes; y luego termine de secarme el cuerpo. Una vez con mi ropa interior puesta, me seque un poco el pelo, y me lo acomode. Lo planche un poco, pues el secador le había dado mucho volumen. Era hora de la comprobación… me mire al espejo y sonreí… el brillo era perfecto, y se sentía lacio suave.

Hacia dentro de todo calor, así que decidí ponerme un simple yean azul oscuro, una remera azul marino, y una blusita negra (de mangas largas, que llegaba solo hasta mi cintura, y con una enorme capucha).

Es mi primera noche afuera, pensé, así que en vez de ponerme zapatillas o algo super informal… me puse unas sandalias con taco medio, sino iba a matarme en mi primer salida… papelones no. Me puse algo de base en mi rostro, y sombra azul en los ojos. Mi infaltable delineador bajo mis ojos… me sentía nada sin ellos… y un poco de labial rojo. Salí de mi habitación, y me encontré con Troy y Peter, que tenían caras de hombres esperando a mujeres cambiarse. Pero Troy dijo algo que me alegró:

-Tú no tardas nada en arrglarte... ¡Eso es incredible! - Y todos nos partimos de la risa.

Obviamente, Sofía no compartía mis mismas características. Cuando le toque la puerta para saber como le iba, recién salía del baño. Me ofrecí a ayudarla, pues sino iba a haber un asesinato en nuestra primera salida. Le ayude con el pelo y el maquillaje.

Una vez todos listos, salimos rumbo al bar. Fuimos caminando, pues quedaba cerca, y la noche se mostraba serena y calurosa. El cielo nocturno ingles era maravilloso. ¿Sería el mismo cielo que veía en argentina? Pues no lo se, aquí todo lucia tan diferente. Y el hecho de encontrarme en el otro lado del globo, me hacia pensar que las estrellas que nos miraban, no eran las mismas.

Llegamos al bar. Por suerte encontramos una última mesa donde pudimos sentarnos todos juntos. Eran de esas que se ven en las películas, que hay en los lugares de comidas rápidas.
Lo que más me llamo la atención: tenían lockers individuales para colocar tus pertenencias mientras bailabas… y nadie te robaba la mesa mientras tú no estabas. Modales ingleses… geniales. Pedimos unas pizzas. Los chicos pidieron cerveza… me sentí mal por ser la única que pidió coca cola… y me lo recordaron toda la noche, haciéndome chistes de lo aburrida que era.

Poco a poco la luz se fue bajando… y la música fue subiendo… y Troy por poco brincaba en el banco por sus ganas de bailar. Primero, tuve que acompañar a Sofía al baño, para retocarse y demás. En nuestro camino, mi corazón se detuvo… y luego comenzó a latir con fuerza. En la barra… junto con otros muchachos… se encontraba “nido de pájaros”. Se apoyaba con uno de sus brazos, y parecía divertido por una conversación que mantenía con quienes lo rodeaban. Él no me vio, y yo instantáneamente gire mi cabeza hacia otro lado, avergonzada.

Cuando por fin Sofía decidió que estaba completamente presentable, volvimos a la mesa; esquivando en el camino la gente que ya iba animando a bailar. No terminamos de llegar que Troy salió a nuestro encuentro, con un tímido Peter detrás. Yo agarre las cosas de Sofía, y las guarde en el locker, junto con las del resto. Íbamos bailando sueltos, gracias a dios, porque era malísima bailando en pareja. Entonces empezó a soñar música hip hop, y Troy se descontrolo. Sofía no podía seguirlo, porque a ella no le gustaba esa música; pero Troy se encargo de llevarme a su lado, y comenzamos a bailar juntos. Total nadie me conoce acá, pensé, y comenzamos a mover las caderas, menear y bajar al ritmo de la música; con nuestros cuerpos pegados como debía hacerse en estos bailes, pero matándonos de risa.

Al cabo de un rato comencé a cansarme, y decidí ir por otra Coca. Les pregunte a los chicos si querían algo, y todos se negaron, y siguieron bailando. Me acerque a la barra, y sin darme cuenta, había quedado a pocos centímetros del “nido de pájaros”. Vi que estaba solo, y miraba hacia el piso, con una casi vacía botella de cerveza “Corona”. Así que pensé en agradecerle el gesto. Compre una coca y una cerveza, y sacando valentía de vaya a saber de donde, me le acerque.

Me vio cuando me acercaba, y note como se tensaba. Por un instante pensé en seguir de largo y pretender como que aquí nada ha pasado. Pero vi que sus mejillas se encendían, y volvía a poner la vista a sus pies. A partir de allí, su vista viajaba fugazmente de sus pies a mi, y de nuevo a sus pies; con cada paso que daba acercándome a él. Entonces lo tuve enfrente, y no pudo hacer otra cosa más que mirarme fijamente.

-Hola- Fue lo único que me salió… patético… mas fuerza Ornela- Quería agradecerte por tu ayuda de hoy… ¿Te acordás?... ¿la crema para el pelo? - y me quede mordiéndome el labio inferior, involuntariamente lo juro- Aquí tienes- y le di la botella de cerveza.

-No tienes porque… Fue un simple favor - me dijo con una voz tan baja, que apenas pude oírla, mientras me hacia gestos de rechazar la cerveza.- Además, aún tengo ésta, así que no te preocupes-

-Bueno… Verás… Eso tiene solución- Le dije mirando la botella. Tome su botella, quitándosela de la mano, y le di la que le había comprado.- Ya está…. Ahora tienes una nueva… Y gracias de nuevo… tienes una hermana excelente- Le sonreí, y el me respondió, con una sonrisa y una mirada que me deslumbro. Tuve que recordarme de seguir respirando. Me di la vuelta y me fui a mi mesa a tomar mi coca. Gracias a dios que estaba helada… empezaba a hacer mucho calor ahí adentro.

Desde mi posición, pude ver que un muchacho se acerco a el. Estuvieron hablando unos segundos, y luego vi como sus miradas se posaban en mí. Mi sangre subió a mis mejillas, como si fuera el único lugar donde pudiese ir, y aparté mi mirada rápidamente. Menos mal que las pocas luces, supongo yo, no permitieron que se me viera tan colorada.

Mi curiosidad fue muy fuerte, y me voltee para volver a verlo. Ambos sonreían, y el otro muchacho le daba golpecitos en la espalda al “nido de pájaros”. Mi vista fue cortada por una gran masa humana que se interpuso, y al subir mi mirada, vi a Troy que me hablaba, vaya a saber de que. Le pedí que me repitiera, que no lo había escuchado. Otra vez quería bailar. Maldito hiperactivo, pensé, y me uní a ellos nuevamente (aunque totalmente sin ganas).

Capitulo 4 (viernes 8 de agosto – 1ª Parte)

Me levante relativamente temprano, aun no comenzaba a cursar… Pero debía acostumbrarme al horario ingles… Así que quería tomar practica desde el comienzo. Aun con el piyama puesto, fui a la cocina a hacerme mi desayuno. Troy, como siempre, se rio de mi costumbre de andar todo el día en piyamas, mientras más pudiera, mejor para mi.


Necesitaba algunas cosas del supermercado, sobretodo shampoo y crema enjuague… que sería de mi pelo sino. Les pregunte si alguno necesitaba algo, pero todos ya habían hecho sus compras antes de que yo llegara, por lo que aun contaban con suministros aceptables.


Estaba nublado, pero la temperatura era alta de todos modos. Y la humedad, huh… Odiaba la humedad que desprendía Londres en Agosto. Genial, un día acá y ya me estaba quejando. Me puse mi MP3 y con mi mapa me guie hasta el mercado mas cercano. ¿Mercado? En realidad era uno de esos WallMart… en donde si no encontrabas algo te llevaban presa, pues tenían absolutamente de todo.


Entre, y por suerte no había mucha gente. Tome mi carrito y empecé a recorrer los corredores. Los productos ocupaban cientos de estanterías, y los carteles con ofertas y promociones inundaban la vista. Ni bien recorrí un pasillo me entro la desesperación. Las marcas eran totalmente diferentes, no sabia cuales eran de mas calidad, ni que contenían las cosas adentro, pues lo ingredientes… en inglés. Casi entro en pánico en medio del mercado.


Para cuando creí que nada podía ir peor… llego a la sección de perfumería. Decenas de shampoos y cremas. ¿Cómo iba a hacer para elegir de algo que no conozco? Procurando que la locura no me domine, deje mi carrito a un lado, y empecé a ver uno por uno los envases, leer sus ingredientes, comparar sus precios, ver sus etiquetas (a veces, viendo la etiqueta o el envase se puede saber si es bueno o no).


Entonces termine de verlos todos, y casi me largo a llorar. No iba a someter a mi pelo a una tortura de probar con algo desconocido así porque si. Comencé a darme la cabeza contra el manubrio del carrito, actitud bastante infantil de mi parte; cuando vi un par de zapatillas masculinas pararse enfrente mío. ¡Tierra trágame… yaaaaaa! Lentamente levante la mirada, sumamente avergonzada, y con ojos brillosos. Quien se encontraba delante mío era un hombre que debería tener más o menos mi edad, y que si me lo hubiese encontrado en la calle, hubiese salido corriendo. Tenía el pelo largo, y completamente despeinado. Parecía un nido de pájaros. El “señor cosa” llevaba barba, larga y dura. Y por si fuera poco, su ropa parecía sucia, con manchas por doquier. Un buzo gris tipo cangurito, que podía haber sido blanco en otra época. Los pantalones anchos, demasiados para él, pues parecía perderse dentro de ellos.


Y entonces volví a su rostro, y unos ojos verdes me miraban serios. Sus cejas, gruesas y expresivas; estaban casi unidas. Sonreí, como una forma de salir del asunto. Y tartamudeando empecé a explicarle la situación… a un completo extraño:


-Y-yo... Yo estaba buscando una crema para mi pelo; pero soy extranjera y la verdad es que no entiendo los envases, y no logro descifrar cual sería perfecto para mi... mi pelo. - Mientras yo le contaba mi desgracia a éste extraño, me sorprendió que comenzara a sonreír... y yo como una boba lo imite. Me extraño tener el impulso de revolverle el pelo, en busca de algún pichón olvidado por su madre.


-De acuerdo a tu cabello... – Comenzó a decir, con una voz suave y ronca. - Este debería ser el indicado... Mi hermana siempre lo recomienda - y me entrego uno de envase blanco, con detalles en verdes… Como sus ojos.


-Gr… Gracias - ¿Por dios… por qué me ponía tan nerviosa? Como si nunca hubiese estado delante de un hombre antes.


-De nada. Bienvenida. Y… hasta luego. - Tomo unos envases, y siguió su camino por el pasillo. Yo no pude evitar sentir como el calor subía a mis mejillas.


Si así empezaba… Un solo día en Londres y ya me había flechado con un brit… sacudí mi cabeza para aclarar ideas. Lo último que necesitaba en este momento era enamorarme… y de un extraño que vi una vez en el supermercado.


Cuando terminé mis compras… hice la cola y pague. Salí con dos bolsas marrones de papel, bastantes pesadas podre decir. El camino de regreso a casa se me hizo largo.

Capitulo 3 (6 de Agosto)

Las luces se encendieron, las aeromozas anunciaban que estábamos llegando. Hubiese preferido haber sido despertada después de haber aterrizado. No era que el aterrizaje me diera miedo, pero yo siempre había sufrido de mareos; y el momento en que las ruedas del avión tocaban la pista, mi estomago se revolvía a pesar de los medicamentos consumidos para evitar tal efecto.

Y sucedió… aterrizamos. Por suerte las pastillas hicieron efecto, y cuando me baje del avión me sentía bien. Un poco pálida tal vez, pero nada que asustara.

Al cruzar la puerta del avión, la aeromoza me dedico, con una enorme sonrisa, un “Welcome to London”. Ya me encontraba oficialmente en el punto de llegada de mi ruta de escape. Busque mis valijas. Por suerte estaban allí, esperándome. Quizás también ansiosas por sentir el aire londinense.

La gente iba y venia igual que en Argentina; solo que aquí la mayoría hablaba otro idioma, y entre ellos parecían tratarse con tanta educación.

Una vez con mis valijas en mano, busque la salida, sintiendo sudor en mi cara. Oh, cierto, aquí era verano aun, y yo traía puesto un pullover. Me lo quite, y lo puse dentro de mi bolso. Al llegar a una inmensa entrada, vi por primera vez el sol.

Afuera había una cola de taxis. Un hombre me indico que me subiera a uno. Le agradecí con una sonrisa, mientras me ayudaba a meter mis valijas en el baúl del coche. Como se notaba la diferencia.

Una vez dentro del coche, el taxista me pregunto a donde me dirigía. Saque el papel donde tenia anotada la dirección de la casa donde iba a hospedarme hasta finalizar el curso. Se lo dije de la mejor manera que pude, y me acomodé para disfrutar el viaje.

Todo a mí alrededor era nuevo. Mi cara embobada no lograba cerrar la boca, que se mantuvo abierta después de cansarse de cerrarse y abrirse cada vez que emitía una admiración por algún sitio o cosa que me llamara la atención. También podían asimilar mi estupidez a un simple efecto colateral de las cuatro pastillas que me había tomado ese día para sobrevivir a los mareos.

El viaje me resulto corto. En lo que a mi me parecieron cinco minutos, ya habíamos llegado.

-Ya llegamos señorita- Me dijo sonriendo y mostrándome con un gesto de su cabeza la casa que yo habitaría – ¿Usted es estudiante, no es cierto?- Me pregunto cortésmente al verificar que se trataba de una de esas casas para estudiantes extranjeros.

-Si. Vengo a hacer un curso. Le respondí alegremente. Había entablado mi primera conversación. Patética, pero la primera al fin y al cabo.

-¡Buena suerte!- Me dijo con mucho entusiasmo, mientras bajaba mis maletas, y yo le pagaba.

El ruido del taxi, y mis valijas, había alertado a la dueña de la casa de mi llegada. Salió y me saludó.

-Buenos días. Los otros inquilinos han arribado hace dos días. Tu has sido la última en llegar; pero han estado impasientes por conocerte. - Me dijo informándome de la situación, y con un gesto alegre me señalo la casa, invitándome a pasar.

Una vez adentro, me mostro el lugar. Teníamos una habitación para cada uno. Cada una comprendía de una cama, un ropero, un escritorio, y un baño con ducha. Lo único que compartíamos era la entrada y el comedor.

Salude a mis otros compañeros. Dos hombres y una mujer. La chica, Sofía, era española (ventaja: mujer y hablaba mi idioma). Uno de los chicos era un alemán, rubio. Se llamaba Peter. El otro, un norteamericano de color, que se llamaba Troy. Me dio un abrazo de oso que casi me asfixia. Reí internamente, pues se parecía a Emmet, el vampiro de Crepúsculo. Me dejaron acomodarme y me informaron que esa noche comeríamos afuera, para conocernos mejor.

Una vez en mi habitación, comprobé que realmente me gustaba. Probé la cama… y tenia colchón con resortes… eso no me lo esperaba. Sin desarmar aun las valijas, llame a mi madre. Obviamente atendió histérica. Me había retrasado más de dos horas en hablarle. Por suerte, pude colgar pronto. Luego, mande mensajes de texto a mis amigos. Recordé que debía hacerme un tiempo y conseguir un celular o un chip de aquí.

Volví a mirar alrededor, y me convencí de empezar a desempacar. El ropero era bastante amplio, el cual podría llenar con nuevas adquisiciones londinenses. El escritorio estaba colocado frente a una ventana que daba a la calle. Me encanto la vista, y agradecí la presencia de cortinas que me permitirían concentrarme mas en mis horas de estudio.

Capitulo 2 (5 de Agosto)

Esos meses mi consumo telefónico fue terrible. Telefónica se hizo millonaria a mis expensas… bueno, quizás exagere. Las llamadas a Londres eran caras, pero era la mejor forma de inscribirse y obtener beneficios. Y los obtuve. Conseguí beca completa, no debía pagar la Universidad, lo que me hacia posible poder quedarme todo el curso. También conseguí una pensión muy cerca de allí. Costaba muy poco, prometía ser tranquila y flexible a horarios. Además, allí irían todos alumnos como yo: mayores de 25 años y extranjeros.


Comenté las buenas noticias a mi familia y amigos. Mis padres, especialmente mi madre, no estaban seguros de la decisión. Pero yo con mis casi 27 años no me iba a dejar limitar por mis padres. Ellos tenían miedo de que yo estuviera sola a kilómetros de distancia. Tenían razón en preocuparse, y eso que ellos desconocían mi intento de suicidio de unos meses atrás. Logre que mi madre cediera un poco, haciéndole ver que ella siempre había querido que viajara a Europa.


Mi mejor amiga, mi hermana del alma, Roció; lo entendió al toque. Inclusive se ofreció a darme dinero. Lo rechacé, aunque le dije que si mientras estuviera allá lo necesitaba, le avisaría. Me miro fijo. Ella sabía perfectamente que jamás se lo aceptaría.


Por ultimo, practique diariamente mi dicción; procure hablar lo mejor posible el inglés, busque aprender nuevas palabras y frases; y sobretodo, entender lo esencial del ingles jurídico al cual iba a enfrentarme. Me compre un software que prometía ser el mejor traductor del momento.


Fui armando mi bolso. Partía en dos días. Recién comenzaba agosto. Y para cuando llegara allá, tenia unos cinco días libres antes de comenzar oficialmente las clases. Debía llevar ropa liviana y de abrigo, pues llegaría allá terminando el verano, y estaría hasta comienzo de la primavera, según mis cálculos; y en el medio, el crudo invierno ingles. Así que fui haciendo selección de remeras, camperas, camisas, sacos, pantalones, piyamas, botas, zapatos, zapatillas. Lo más difícil fue elegir entre mis sombreros y mis bufandas. Los amaba a todos. Así que deje eso para el final, así iría poniendo dentro del bolso de acuerdo al lugar que me quedaba. Por suerte entraron la mayoría.

Lleve también una cartuchera con CDs. Tenía fotos, libros y películas, todo lo que necesitaría una vez atravesado “el charco”. Busque el ticket y el pasaporte. Arme mi bolso personal. Allí coloque mi notebook, mi celular y el resto de los documentos.


Ya tenía todo listo. Llame a mis amigas más lejanas para despedirme. Con Rocío cenaría esa noche, y con mi familia el día siguiente antes de irme al aeropuerto.


También hable con mis socias y amigas. Yo tenia un estudio jurídico, buffet; pero ya no había podido seguir ejerciendo mas en la practica, como solía hacerlo. Mi último caso fue traumático, y no solo término muy mal, sino que también fue la gota que rebasó el vaso en la relación con mi ex. A partir de allí me había dedicado a hacer los escritos, trabajo de oficina, y ayudarlas a darle sentido a las cuestiones que nos llegaban para resolver.


Cuando les comente de mi decisión, y les pedí licencia, ellas no se opusieron, sino que me alentaron a que me despejara, para que cuando volviera estuviera fresca para empezar de nuevo.


La cena y almuerzo planificados con mi amiga y familia, obviamente, transcurrieron entre sollozos y abrazos. Prometí cuidarme unas mil veces. Hoy, 5 de agosto de 2014, partía hacia Londres. El taxi paso a recogerme a las 15hs. Después de tres horas de viaje, llegamos a Ezeiza (el aeropuerto argentino).


El aeropuerto era gigante. Aunque había estado allí varias veces; esta vez me llamo la atención como nunca lo había hecho antes. La gente yendo y viniendo, los aviones entrando y saliendo. Seguí caminando hasta encontrarme con el gran letrero que anunciaba los vuelos.


Mi vuelo salía a las 22pm de aquí, y llegaría a eso de las 6am de allá. Había cuatro horas de diferencia a las que iba a tener que acostumbrarme; además de todo lo demás, por supuesto.


Me ficharon. Me revisaron. Incluso estuve tentada de gritar “¡bomba!”. ¿De donde me salía esa rebeldía? Pero no lo hice. No por miedo a las consecuencias que ello acarrearía, sino porque no iba a poder volar hacia mi tierra de la salvación. Bueno… otra vez exagere.


Ya dentro del avión me invadió una enorme excitación. Ya no había dudas… salvo que el avión cayera antes de llegar a Inglaterra, en 12 horas estaría en Londres. Sacudí mi cabeza y quite de mi mente la primera parte del pensamiento.


Mire alrededor. Tercera clase. Se sentía cómodo. Ningún bebe lloraba. Nadie ocupaba los asientos continuos a los míos. Ya todo comenzaba a ser perfecto.

CAPITULO 1 (Junio 2014)

Estos últimos meses habían sido una tortura para mí. No lograba despertar de todas las crueldades que la vida me tiro encima en un mes. Pero yo debía ser fuerte y lograr abrir mis ojos; no dejarme ganar por una patética pesadilla…. Que casi me quito la vida.


Pasaban los días, y mi nublada mente no lograba darme los comandos necesarios para seguir respirando. Últimamente, toda acción, por minúscula que fuera, requería de mi parte un esfuerzo inimaginable. Pero yo no me iba a dejar ganar…. Y desperté…


Vi mi figura reflejada en el espejo de pie que mi novio… mi ex-novio…. Me había regalado al tomar la decisión de irnos a vivir juntos. Las paredes azules, mi color favorito, otorgaban penumbra a la habitación…. Lo que antes facilitaba mi sueño, mas ahora mis pesadillas. Algunos hilos de luz se filtraban por la ventana, que tenia la persiana entreabierta. No recordaba haberla dejado así. Es mas, no recordaba haber ido a mi habitación. Y mucho menos, tener mi revolver en mis manos, cargado y listo para disparar.


Volví a ver mi reflejo en el espejo. No reconocía a quien me miraba sorprendida desde el otro lado. Estaba demacrada, y unos ojos colorados indicaban que había estado llorando… por demasiado tiempo. El reflejo miro con preocupación… y bajo la vista hasta el revolver. ¿Hasta donde había llegado? Tenia que pararlo.


Lentamente, saque el dedo del gatillo. Mi otra mano busco el mecanismo para abrir el tanque y extraer las balas… las seis balas. Una vez separadas, busque la caja donde solía tener guardada el arma. Estaba sobre mi cómoda, al lado de álbumes de fotos.


Ahora recordaba cual había sido el disparador de aquella locura. Aunque por ser abogada siempre me caractericé por ser alguien racional; este último tiempo mi corazón herido había estado gobernando mis emociones a su antojo. Fui a los álbumes en búsqueda de ayuda, de comprensión; y no se como termine con un arma en mi mano. Debía ser fuerte. Guarde el arma y las balas. Mire de reojo a los álbumes y los maldije como si estos realmente fueran los culpables.


Una melodía sonaba como fondo. Provenía de mi sala de trabajo en la planta de abajo. No lograba identificar claramente la melodía, pero me era sumamente conocida, y relajante. Era en ingles. Baje las escaleras, sin importarme el desorden que había dejado atrás. Quería escuchar la melodía. Y entonces la reconocí. Era “Show must go on” de Queen; ahora que estaba cerca, la voz de mi admirado canta-autor ingles sonaba claramente.


Mire mi biblioteca, pero no la que contenía mis libros jurídicos; sino la otra. Aquella que contenía los cuentos y novelas que me distraían luego de un largo día de trabajo. “El Principito”, y su segunda parte que nunca me gusto tanto. Las colecciones de “Harry Potter”… obviamente en ingles y en castellano. Novelas policiales; tenia una gran colección de aquellas, me ayudaban a pensar distinto. Novelas románticas, la mayoría regalos de mi mejor amiga… y de mi ex. Mi colección de Sthephie Meyer, en la que resaltaba mi saga favorita: “Crepúsculo”, también en ingles y castellano, pues amaba leer en ingles.


La canción llego a su fin y fue como volver a despertar. Segundo despertar en un mismo día. Todo eso era un mensaje. Freddy Mercury, J. K. Rowling, libros en ingles. Me querían decir algo. Los imagine delante de mí haciéndome señas, procurando que entienda el mensaje. Me reí de mi propia ilusión. Y me volví a poner seria.


Si había un mensaje. Debía escapar hasta re-encontrarme. Siempre me auto-denomine camaleón… mutaba. Siempre los cambios eran cada dos o tres años. Me mire a mi misma y vi entonces que hacia mas de tres, casi cuatro años, que no mutaba. O en realidad si había mutado, pero esta fase de transformación no era buena para mí.


Escapar… ¿A dónde?... Y otra vez los vi bailar a mí alrededor… ¡A Inglaterra!


Al día siguiente empecé a organizar todo. Tenía bastante dinero ahorrado, y podría vender mi auto y otras cosas valiosas para juntar más.


Como hacia bastante que no hablaba ingles, llame a mi profesora, para que me diera un poco de practica antes de ir.


Me pase semanas recorriendo Internet para encontrar universidades y becas que fueran de mi conveniencia. Encontré una universidad que era relativamente nueva, pero que ofrecía títulos de alcance internacional. Uno de los tantos cursos que ofrecían eran de Derecho Anglosajón. Aunque no supiera nada, y en realidad no pudiera aplicarlo en mi derecho, que dista bastante de aquel; me interesó por la oportunidad de ver y aprender algo nuevo. También ofrecían oportunidad de obtener beca y alojamiento a muy bajo costo.


Una luz nacía en mí, las nubes comenzaban a dispersarse. Comenzaba a ver de nuevo todo con claridad. Nuevamente tenía objetivos en mi vida; lo que había tenido hace mucho tiempo, pero a los cuales renuncie por estar felizmente en pareja.


Jamás había sentido resentimiento por haber perdido la oportunidad de estudiar afuera. Recordé como le molestaba inclusive cuando iba a los congresos dentro de mi mismo país. Pero yo siempre había ambicionado más. Y ahora tenía la oportunidad.

Me animo... Y comienzo la publicación!!

Y si.... Lo vengo prometiendo desde hace ya casi un año... Y aquí se los traigo....

El Taaan esperado fanfic de RPattz que con mis deditos y pocas neuronas estoy haciendo...

Ya tengo unos cuantos capitulos armados y listos para ser subidos... Pero no piensen que voy a ponerlos todos de una... Iré administrandolos, mientras creo el resto... Asi no sucede eso de tener que esperar un tiempo por faltas de ideas y/o tiempo...

Una de las razones por las que tardé tanto era porque estaba haciendo los diálogos en inglés... Pero he decidido (y porque evidentemente alguien despues me iba a pedir que los traduzca igual) cambiarlos y hacerlos todo en castellano, así nadie tiene que romperse la cabeza... Ni ustedes... ni yo, jajaja

Resumen: Es una historia super ficticia... En la que (obviamente) yo soy una de las protagonistas... Los primeros capitulos pueden parecerles un poco densos... Pero prometo que la historia irá adquiriendo mayor interés con el traspaso de los mismos.

Obviamente... el otro super principal protagonista es Robert... Y si todo sale bien, quizas hasta incluya a Zack Efron (no es que me guste, pero se adapta a lo que quiero hacer), como contrincante del primero, en un enriedo que tengo planeado hacer.

Tambien, por si no lo notaron... He hecho que éste blog sea para mayores de edad... por el simple hecho de que habrá escenas de sexo, lemmons, o como quieran llamarlas... Asi que ya están advertidas.

Bueno, Les doy la bienvenida... Y espero que lo sigan y les guste...

Dedicada especialmente a las Chicas del Templo del Macizo (sobretodo a Logan, con quien compartimos esta admiracion por Rob) y a todas las Bunnies... y a las chicas del fanfiction que tambien comenzaorn a seguirme por allí, y espero tbm lo hagan por aca!!