martes, 27 de julio de 2010

Capítulo 14 (Lunes 1° de Septiembre)


Así que llegamos a hoy, lunes, primero de septiembre, y ya me encontraba oficialmente a una semana de mi cumpleaños. Me levante temprano, maldiciendo nuevamente por mi suerte de tener que cursar un lunes. Ya eran las nueve, estaba vestida tomando mi desayuno. El resto estaban todos durmiendo, así que era casi el único desayuno que disfrutaba sola, sin tener que proteger mi comida del hambriento de Troy, ni tener que escuchar a Sofía describiendo sus sueños.


Cuando el reloj marco que ya eran y media, tome mis cosas y me fui a la Universidad. Nuevamente hacia un día hermoso, con el sol brillando a lo alto del cielo. Llegue a tiempo, pues el profesor entro justo detrás de mí, cerrando la puerta detrás de si.


Acá si que eran estrictos. Había un montón de conductas que aun me costaba asumir. Me senté nuevamente con Lizzy y el resto de las chicas.


Después de dos horas de escuchar al profesor, que era un viejito muy sabio, pero muy, pero muy aburrido, la clase terminó. Nos ordeno hacer un trabajo para la semana que viene, el cual podíamos hacerlo de a dos si queríamos, con la condición de que cada participante diera una conclusión distinta.


Sentí al instante como Lizzy me sacudía el hombro.


-¿Quieres hacerlo conmigo? Anne y Rose lo harán juntas... Aunque igual nos ayudaremos- Preguntó con excesivo entusiasmo.


-Ok…. Seguro... ¿Cuando tienes tiempo?-


-¿Podrás ésta tarde a las cuatro en mi casa?-


Acepte, y le pedí la dirección. Por suerte Lizzy tuvo en cuenta mi afán por dormir una pequeña siesta. Volví a casa, y me alegró que los chicos ya estuvieran levantados y habían preparado el almuerzo. Peter ya estaba comiendo pues él entraba a la una, así que ni bien yo llegue, él ya se estaba yendo.


Cuando termine, me fui a mi cama y me tire sobre ella. Le mande un mail a mis viejos diciéndoles que hablaba con ellos a la noche, que estaba cansada. Apreté enter, apague la computadora y me dormí. A las tres sonó mi alarma. Tenia “Eyes on fire” como despertador, lo que era super placentero.


Me cambié, tome las cosas necesarias, revise el mapa, calculando bien por donde debería ir. Por suerte, la casa de Lizzy quedaba cerca.


El calor era bastante abrumador, por lo que fui a pantalones pescadores, mis zapatillas de lona y una remera de mangas cortas. Me puse mis amados anteojos de sol negros y salí rumbo a la casa de Lizzy.


Unos minutos pasados de las cuatro, estaba tocando el timbre de su casa. Era una casa hermosa de dos pisos. Se podía ver un gran ventanal al frente. Me abrió la puerta con una enorme sonrisa en su cara.


-Lamento llegar tarde-


-¿Tarde?... Las otras están acostumbradas a venir una hora después de lo convenido-


Y entramos y nos acomodamos en lo que considere como un living. Empezamos a leer lo que teníamos que hacer. Por suerte era uno de los que había estado leyendo el fin de semana, así que no me costó tanto entenderlo. Lo leímos dos veces y diagramamos el diseño del trabajo.


Ella se ofreció a pasarlo en la compu, así tenia menos errores; y luego me mandaría mi conclusión por mail, así era más fácil. Me dijo que en un rato iba a venir su novio, así que me fui temprano para no molestarla.


Como aun quedaban unos rastros del sol en el horizonte, decidí volverme caminando. Me puse mi mp3 y salí andando. Iba totalmente distraída, cuando mi celular cambia de sonido a mitad de la canción, haciéndome entender que me estaban llamando. Era Thomas.


-Hola!- le dije


-No te asustes- y me pare en seco, pues me asusto que me dijera eso (que contradicción, ¿no?). Y para colmo alguien me agarro por la cintura y me levanto del suelo. Empecé a gritar y a patalear, hasta que los brazos volvieron a ponerme en el suelo, y al girarme me encontré con un Thomas riéndose… descostillándose de la risa. Lo mire con mi seño fruncido. –Te dije que no te asustaras- y volvió a reírse. No pude evitar reírme también. Me tomo de la mano y seguimos caminando.


-¿Qué haces por aquí?- Le pregunté


-Oh… Si... Tom vino a visitar a mi hermana, que vive a unas cuadras de aquí... Y no quería quedarme en la misma habitación que ellos por mucho más tiempo- y saco la lengua en señal de asco. Luego me miro y volvió a sonreír. – ¿Estás ocupada ésta noche?-


-¿Qué tienes en mente ésta vez?- Se mordió el labio, y luego de pensar unos segundos... me contesto


-Es una sorpresa... Pero vas a amarla... Podrías llevar tu cámara contigo-


Así que me acompaño a casa, y buscamos mi cámara de fotos, y una campera, por si llegaba a refrescar.


Hicimos todo caminando, pues aunque era lunes, el día estaba tan lindo que Londres estaba lleno de gente.


Volvió a tomarme de la mano, lo que me hizo sonrojar. Lo notó y me preguntó


-¿Te molesta?- y alzó nuestras manos entrelazadas indicando a que se refería. Negué con la cabeza, y una sonrisa inundo su cara.


El sol comenzó a descender, y él me apuro para que fuéramos más rápido, sino nos lo íbamos a perder. Y entonces me di cuanta. Me llevaba hacia esa gran vuelta al mundo. Como no había tanta gente, subimos de una. Fuimos subiendo cada vez más; y con una sincronización perfecta, llegamos arriba justo para el crepúsculo.


Tome mi cámara y empecé a sacar fotos del paisaje, y de todo Londres, que poco a poco empezaba a dejar de iluminarse.


-La hora del crepúsculo... El final de otro día... El comienzo de otra noche- cite las palabras de Edward Cullen, y me gire para verlo. Tenía los ojos abiertos, y su mano revolviendo su pelo. Cuando vio que lo miraba, hizo una sonrisa forzada.


-Eres una gran fan de “Crepúsculo”… Te sabes las frases en ingles-


-Sólo mis frases favoritas- y volví mi vista al horizonte.


Terminamos de dar la vuelta callados. Nos bajarnos, y fuimos a comprar unas hamburguesas a un local de comida rápida que quedaba ahí cerca.


-¿Estás bien?- le pregunte, pues se había quedado tan callado, y cuando preguntaba algo solo respondía con no o si.


-Estoy asustado…- y se quedo pensando. Lo alenté a continuar con la mirada. –Tú sabes que te estoy ocultando algo... Mi verdadera identidad... Y tengo miedo de tu reacción cuando finalmente descubras la verdad- lo mire sin comprenderlo.


Volvíamos nuevamente a los acertijos de su otra identidad, y de ese secreto que tanto guarda, de esos miedos que tanto tiene. Tome aire.


-No te estoy presionando sobre ese tema... Así que no te preocupes tanto... Y respecto de tu identidad secreta... superman- se rió cuando use éste apodo- ¿Qué puede ser tan complicado para generar una mala reacción en mí? ¿Eres un asesino o algo por el estilo?- lo pregunte seria, no pude evitarlo.


-No… Es que... Soy famoso... Bueno, lo era- me quede mirándolo con ojos abiertos. Así que era eso, por eso huía de las mujeres.


-¿de qué?... ¿Actor, modelo, jugador de futbol...?-


-No te voy a decir ninguna pista... ¿Te acordás?- Me dijo sonriendo, para terminar con lo serio del tema.

Rodé los ojos, me tire sobre el respaldo del banco donde ambos estábamos sentados, y di un fuerte mordisco a mi hamburguesa.


-Ahora estás molesta- dijo en tono triste, dejando su hamburguesa a un lado, y mirándome con la cabeza gacha


-No... No estoy molesta... Estoy... No se... No lo entiendo... ¿No confías en mí?... Podemos pasar cada noche juntos, pero no puedes decirme tu verdadero nombre... Es solo que no lo entiendo- y volví a darle otro mordisco a la hamburguesa.


Volvimos a quedarnos en silencio. Él se removía en el banco, abriendo y cerrando la boca varias veces en el proceso. Cuando me harte, le dije.


-¡Basta!... Podrías dejar de moverte así.... No necesito saberlo ahora... Es obvio que tú tampoco estás listo para decirlo, de todas maneras... Así que déjalo para otra vez y termina tu hamburguesa-


Quedó petrificado por lo dura que fui, pero realmente me había molestado. Gire mi vista hacia otro lado, tratando a ocultar las lagrimas que de un momento a otro iban a escaparse. Parpadee unas cuantas veces, y logré que quedaran dentro. Cuando terminamos de comer, aun sin hablarnos, me acompaño hasta mi casa.


Llegamos al porche, y se quedo trabado sin saber que hacer. Suspire fuertemente, y subió un poco la cabeza; y fue ahí cuando vi que sus ojos estaban vidriosos.


-Thomas…- le dije a modo de reto, alce mis brazos y rodee su cuello atrayéndolo hacia mi. Y empezó a llorar igual que un niño, lo que hizo que yo también llorara. Nos terminamos sentando en los escalones, aun con su cabeza entre mis brazos, y mi mano acariciando su pelo y su rostro.


-Yo no solía ser así... Yo solía ser capaz de hablar con cualquiera sin necesidad de tener que ocultar quien soy... Era capaz de poder amar a alguien, sin temer que me lastimara... Solía sonreír... Solía dormir- y volvió a perderse en su llanto.


¿Que era lo que le había pasado a Thomas para sentirse tan miserable? Me dolió el alma verlo llorando de esa manera, y no podía emitir ninguna palabra, ni siquiera ningún sonido. Y entonces encontró nuevamente su voz.


-Contigo... Es como si hubiese renacido... Mis amigos y mi familia me ven más feliz... Pero aun soy incapaz de poder decirte mi nombre completo. Cada vez que lo intento, es como si tuviera una espada en mi garganta y no puedo decirlo... Estoy cansado de mirarme en el espejo y no reconocerme en él... Extraño a mi antiguo yo, pero también tengo tanto miedo de que vuelva- y se quedo mirándome a los ojos. Había parado de llorar, pero igual su rostro seguía destrozado.


-Lo siento tanto... No sé que es lo que te pasó, pero si quieres te ayudaré a solucionarlo... Mereces ser feliz Thomas- y volvió a esconder su rostro en mi pecho. –¿Quieres quedarte a dormir aquí conmigo, así no duermes solo ésta noche?- salió de mi boca, tan rápido, que me sonroje. Quizás era demasiado. Pero levanto la cabeza, y mirándome a los ojos asintió.


Una vez dentro de mi habitación, vi de reojo como inspeccionaba todo, y su atención se centraba en el perro de peluche que había sobre mi cama, debajo de las sábanas, esperando para ser abrazado por mí. Lo tomó en sus manos, y le miro.


-No creo que todos entremos en la cama... Así que ésta noche ¿me dejas a mi dormir solo con ella?- y le sonrió, y luego me miro a mi, esperando mi respuesta.


Coloque a mi “Pepe” a un lado, nos quitamos las zapatillas, y nos metimos en la cama. Me dejo acomodarme sobre su pecho, y enrojecí al sentir como su corazón no lograba tener un compás tranquilo. Me dormí sintiendo como su mano me acariciaba.

domingo, 11 de julio de 2010

Capitulo 13 ( Sábado 30 de Agosto)

No se porque, pero a pesar de haberme ido a acostar tan tarde anoche; hoy me levante temprano. Como tenía mis tareas al día, termine un ultimo proyecto que debíamos entregar en la semana, y me puse a acomodar un poco mi cuarto.

Mientras iba poniendo la ropa dentro del ropero, pues jamás había podido adquirir la costumbre de guardar las cosas luego de usarlas; me fui fijando como cada prenda ahora hacia que un recuerdo surgiera de mi memoria… y en esos recuerdos, la mayoría, estaba él.

Un grito de Sofía, que supuestamente fue asustada por Troy o algo, pues al instante ella empezó a gritarle, y el no podía parar de reírse; me hizo ver el reloj, y pude ver como ya era el mediodía. Mi estomago gruñó, como que no se había dado cuenta hasta ahora de que era hora de recibir algo.

Salí del cuarto y me encontré con una Sofía enojada, un Troy arrodillado pidiendo disculpas, y a Peter que no podía parar de reírse. Al final, pensé, Peter siempre se divierte a costilla nuestra.

Los separamos, y empezamos a ver que hacer. Como ninguna de las dos mujeres queríamos cocinar, los chicos propusieron ir a comer al shopping… el enojo de Sofía desapareció al instante…

-¡Vamos de compras!- me grito, y fue a su cuarto de buscar dinero. Los mire a los chicos con odio.

-Entre todas las cosas que ustedes podían proponer... ¡Eligieron el shopping!- les hice un gesto, y me fui a mi dormitorio a ponerme unas cooooomodas zapatillas... pues… me esperaba una larga tarde.

Llegamos al shopping, y mi parte preferida era la tienda departamental, que tenia ropa mas barata. No es que sea una “agarrada”, pero me sentía mas cómoda, la ropa era mas linda, y no me iba a tener que volver mas temprano a casa (o sea, porque si compras una ropa de marca, tipo que se te fueron 300 euros, lujo que no podía darme).

Primero comimos; y luego empezamos a recorrer el shopping. Sofía por suerte se contuvo, y entro a solo unos pocos locales. Y luego fuimos a mi querida tienda departamental, todo un piso de ropa. Sofía no termino de poner un pie adentro, que ya estaba en un probador con cinco cosas… ¿Cómo hizo?, yo no se.

Empecé a dar vueltas. No necesitaba realmente algo, así que solo di vueltas hasta ver si algo realmente llamaba mi atención. Llegue sin darme cuenta a la sección de hombre, y una camisa a cuadros capto mi atención. Era verde y negra, a cuadros grandes. La agarre y sentí la tela. Era tan suave. Me gire, pues hay espejos para probarte sin necesidad de entrar en un probador, y me la coloque encima de mi musculosa.

Era perfecta. Así que decidí llevármela, y quizás la usaría esta noche cuando fuéramos a ese bar que tanto Peter insistía en que fuéramos. Me encontré con Sofía luego, quien llevaba unas cinco bolsas; y por fin fuimos a casa. Los chicos nos esperaban en la entrada, y como el día estaba lindo, o sea, no llovía, fuimos caminando de regreso.

Llego la noche, y entonces empezamos a cambiarnos para ir a ese bar. Como Peter había dicho que era tranquilo, y que podríamos jugar pool, no me quería vestir demasiado… demasiado. Así que me puse un jean negro, una remera ajustada negra, y la camisa verde encima. Sofía pego un grito cuando me vio, y empezó a decir que parecía un varón. Hice oídos sordos y salimos rumbo al bar.

El “sencillo bar” que Peter nos había ilustrado en nuestras cabezas… era un bar de dos pisos, y que ocupaba casi media cuadra. Conseguimos una mesa de pool, así que nos pusimos a jugar. Yo con Peter, Sofía con Troy (quien se quería matar, porque Sofía no sabía ni como agarrar el palo). Comenzamos a jugar, pero cada dos segundos teníamos que parar pues Troy debía darle clases a Sofía.

Fue entonces que las “clases” de pool fueron adquiriendo un tono indecoroso para la vista de Peter y mía; así que los dejamos jugando solos y nos fuimos a la mesa. Al cabo de un rato, comenzaron a bajar la luz, invitando a bailar. Peter me invito, pero me negué, y le marque una rubia que lo había estado mirando toda la noche.

De todos modos, no me quede por mucho tiempo sola. Estaban pasando la canción “Calling all angels” de Lenny Cravitzs, cuando un verdadero ángel se sentó a mi lado. Puso una Coca delante mío, mientras él daba otro sorbo a su “Corona”.
Lo mire a los ojos, y sus ojos verdes tintineaban en la oscuridad. Cuando saco la botella de sus labios, trago, y me dedico una de esas sonrisas encantadoras.

-¿Esperando a alguien especial?- me pregunto al oído, y su aliento hizo que un escalofrió recorriera todo mi cuerpo. Baje mi vista hacia abajo… gran error. Vi que el tenia la misma camisa que yo, solo que a él le quedaba mucho mejor. Por un instante se me cruzo la loca idea de desprenderle cada uno de los botones. Colorada por mi pensamiento, volví a subir mi vista hacia su rostro, que me miraba esperando una respuesta.

-Estamos usando la misma camisa… ¿te diste cuenta?- y puse un dedo sobre su pecho para tocar la tela, pero quedo estático al sentir las palpitaciones debajo de ella.

-¿Estás esquivando mi pregunta?- y me sonrió. Tomo mi dedo, abrió mi mano, y entrelazo sus dedos en ella. – ¿Te gustaría bailar conmigo?-

-Sabes que soy un queso bailando- y me sonroje. Entonces, se mordió el labio inferior, vi como sus ojos se movieron pensando algo; y se acerco más a mí para decirme:

-Vamos... Están pasando solo canciones lentas... Y desde que te vi... Estoy desenado poder bailar... muy cerca de ti- y en ese momento mi temperatura corporal ascendió unos cinco grados, cosa que él noto, pues empezó a reírse de mi reacción. Se levantó, y me arrastró con él al centro de la pista de baile.

Era un robot, me llevó por inercia, porque estaba sujeta a él; y porque esas malditas palabras habían producido un cortocircuito en mí, y mis neuronas no funcionaban.

Volví a la realidad, cuando sus manos tomaron mis muñecas, y las colocó alrededor de su cuello. Luego bajo siguiendo mis brazos, mis hombros, mi cuerpo, hasta llegar a mi cintura. Coloco sus manos allí, sin rodearme del todo, pero manteniéndome muy cerca de su cuerpo.

Me sentía estúpida mirándolo a los ojos. Así que miraba alrededor. Eso lo molesto, así que una de sus manos, dejo mi cintura, y tomo mi barbilla. Giro mi cabeza hacia él, y apoyo su frente en la mía. Ahora no podía escapar. Tenía sus ojos mirándome fijo. Estuvimos tres canciones así.

Pero todo lo bueno acaba, y empezaron a poner música cada vez mas movida, y eso de ser empujada de todos lados me ponía fastidiosa; así que volvimos a mi mesa. Peter aun no había vuelto, y buscándolo con la mirada, lo vi comiéndose a la rubia en un rincón oscuro. Sofía y Troy sonrieron al vernos, y dejaron la mesa y se fueron ahora ellos a bailar.

-¿Estás con tus amigos?- le pregunte en el oído cuando nos sentamos, pues ahora la música era demasiado fuerte. Él tenía una mano en mi cintura y yo la mía alrededor de su cuello. Paso mis piernas sobre las de él, y quedamos todavía más juntos.

-Si... ¿Por qué?... ¿Ya te cansaste de mi?- pregunto sonriendo, pero con mirada triste.

-No… Sólo preguntaba-

Nos quedamos no se cuanto tiempo así. Abrazados. Hablando de las canciones. Mientras tanto, mi corazón tenía un debate polémico. Por un lado, me había prometido no enamorarme de nadie, bueno, de nadie de acá. Tarde o temprano tendría que volver a mi país, y seria tan doloroso. Y sin embargo, por otro lado, la relación con Thomas fluía de manera natural. No éramos de demasiadas palabras, pero podíamos vernos a los ojos y saber lo que pensábamos, lo que necesitábamos. Además, nos comportábamos como si nos conociéramos desde hace tiempo. Y eso lo hacia todo aun mas difícil.

-¿Te sientes bien?- me pregunto al verme tan pensativa. No sabia que responderle. –Sabes que puedes confiar en mí- me dijo para darme seguridad, pero yo por dentro seguía sin saber que decir.

-En otro momento… ¿Por favor?- asintió con la cabeza, pero no dejo de mirarme, tratando de averiguar que me ocurría. Lo abrasé con más fuerza, y creo que eso le dio una idea, pues solo me dijo…

-Te quiero… Y no pienso dejarte-

Sonreí ante su promesa.

Capitulo 12 (viernes 29 de agosto)

Otro día sin tener que cursar. Eso hacia que la sonrisa se extendiera por mi cara desde la mañana; durándome todo el resto del día. Me dedique toda la mañana a estudiar. Cada día me costaba mas estar al día y poder leer todo el material… y lo mas importante, entenderlo.

Sabía que podía llamar a Lizzy, pero no quería molestarla. Siempre había sido más bien una chica solitaria. Me gustaba arreglar mis cosas por mi cuenta, cosa que siempre todos mis amigos, y mi ahora ex-novio; me habían reclamado. Pero así era yo, todos teníamos defectos.

El día estaba nublado, lo que hacia que el calor y la humedad fuera, dentro de todo, soportable. Les hice empanadas a los chicos, que estaban deseosos de probar una típica comida argentina. Cuando por fin logramos llenar el estomago de Troy, decidimos tomar un helado. Peter y yo fuimos a un local cerca de casa, y trajimos unos helados para todos.

Luego, me tire a mi cama. Estaba bastante cansada, así que procedí a dormir mi sagrada siesta. Sus ojos volvían a estar en mis sueños… y mi subconsciente quería decirme algo, pero aun no lograba descifrar el que. Pero se sentía tan bien soñar con sus ojos verdes, inundando todos mis sueños, tiñendo todo mi mundo de fantasía de ese color de la esperanza. A veces, podría jurar que sentía como sus manos recorrían mi piel, tal como lo hacia cada vez que me abrazaba o tomaba mis manos al hablarme.

Sin muchas ganas, me desperté. Con mis ojos aun entrecerrados, mire por la ventana, y vi que seguía nublado. Me asome por la misma, y comprobé que el día seguía siendo soportable. Así que me cambie y fui a hacer unas compras al supermercado.
Cuando me volvía, esquive las calles por donde la última vez habían atacado a Thomas.

Iba escuchando mi mp3… pero eso no me impidió escuchar una música que me hipnotizo. Me quité los auriculares, y empecé a buscar en el viento de donde venía la música. Era música clásica. Lo mas cerca que se me ocurrió, fue un auditorio abierto que había unas cuadras de allí.

Con paso acelerado, empecé a dirigirme hacia allí. Una sonrisa inundaba mi rostro. La gente me miraba extrañada. Ya me había acostumbrado a eso últimamente. Podía escuchar el ritmo de los violines inundando de notas musicales mi entorno. Solo una cuadra.

Por fin llegue, y me quede idiotizada. Pasaban todos clásicos. El que me había conducido hasta allí: El Fantasma de la Opera. Con mi boca aún abierta en una gran O, fui bajando los escalones del auditorio, y me busque un asiento en el medio. Deje las bolsas a un costado, y me puse a escuchar.

En un momento cerré los ojos, para permitir que las notas entraran en mí con mayor facilidad; y que mi imaginación creara imágenes de las sensaciones que las notas producían en mí. Cuando abrí los ojos… un par de ojos verdes me miraban divertidos.

-¿Te gusta la música clásica?- y paso por delante mío, para colocarse a un costado

-Nop… Amoooooo la música clásica- y le sonreí. El se sentó a mi lado, y me paso un brazo por los hombros. Suavemente me tiró sobre él. No opuse resistencia, y acomode mi cabeza sobre sus piernas cruzadas.

-Puedes volver a cerrar tus ojos... Ahora estoy yo para protegerte de cualquiera que quiera molestarte- Me dijo con su suave voz. Una de sus manos se enredó en mi pelo, y comenzó a acariciarlo suavemente.

No le respondí nada. No entendía porque podía comportarme así con él. Jamás había sido demasiado confianzuda. Siempre más bien me costó entablar relaciones. Y tomar confianza con alguien era todo un reto. Siempre había sido más bien de las que no saben que decir, y las que no establecen contacto físico.

Pero con él todo era distinto. Yo podía acercarme a él, y él podía acercarse a mí; y parecía algo absolutamente normal. Como si siempre nos hubiésemos comportado de esta manera, aún sin habernos conocido antes. Era una conexión que no lograba terminar de explicar. Y menos aún por el corto tiempo en que nos conocíamos, si en quince días uno puede decir que puede llegar a conocer a alguien.

Volví a abrir mis ojos, por el cambio de melodía. Sus ojos estaban fijos en los míos, y una sonrisa ocupaba toda su cara. Sus dedos seguían acariciándome. Dejo mi pelo atrás, y bajo a una de mis mejillas. Sus dedos iban y venían por ellas.

Vacilante, rozo sus dedos en mis labios. Los bese. Pude ver como mordía su labio inferior, y la felicidad me invadió, por haber logrado producir eso en él.

Sus dedos continuaron bajando, y se quedaron jugando entre mi cuello y mi hombro. Iban y venían. Rozándome suavemente. Quemándome. ¿Cómo podía lograr esto con tan solo quince días de conocerlo? Finalmente la música terminó, y note que el cielo estaba oscuro. Volví mi vista hacia él, que nuevamente tenia su mirada fija en mi rostro.

-¿Te gustaría hacer algo conmigo?- me pregunto mientras me ayudaba a levantarme. Estiro sus piernas, entumecidas. –Nunca imagine que podría encontrarte aquí... No sé porque supuse que te gustaría otro tipo de música- y me lanzó una mirada... ¿seductora?... realmente no sabia como definirla, pero prendió un fuego en mi interior imposible de explicar.

-Si lo piensas... Toda la “música moderna”, proviene de eso- y señalé el escenario.

-Si... Yo lo sé... Pero no todos suelen saberlo... Cada día me sorprendes más- y me tendió la mano para levantarme y ponerme sobre mis pies. Tomó mis bolsas. Y yo me quede embobada mirándolo.

-¿Qué tienes en mente?- le pregunté.

-¿Qué?- me dijo, sorprendido. Evidentemente su mente había volado a kilómetros de allí.

-Me preguntaste si quería hacer algo contigo... ¿O has cambiado de idea?- y puse mis manos en mi cintura, haciéndome la enojada. Se rio de mi, me tomo de la mano y me tiro hacia la salida.

-¿Te gustaría ver una película?-

-Ok- realmente le diría que si a lo que fuera… aunque estuvieran pasando la película mas desastrosa de la historia del cine.

Dejamos las bolsas en su auto, y fuimos caminando al cine que se encontraba por allí. Se tocaba constantemente su pelo, y podía notarlo nervioso. No éramos de hablar demasiado, el silencio entre nosotros no era una molestia. Nos bastaba vernos a los ojos y comprobar que ninguno estaba incomodo.

De las tres películas que pasaban, nos decidimos por una de acción. Mientras sacábamos las entradas, pude ver que un grupo de niñas lo miraban, y le sacaron un par de fotos. Él también las vio de reojo, y tiro de mí hacia la entrada de la sala.
Me hubiese gustado ir a preguntarles quien era mi misterioso acompañante.

Después de quince minutos de ver pedazos de cosas volando y fuegos computarizados mal hechos; con Thomas no aguantábamos más la risa, y decidimos irnos de allí. Para nuestra desgracia, el cielo de Londres se había puesto todo negro, y había comenzado a llover. El auto estaba a unas tres cuadras, así que no nos hicimos problemas, y fuimos caminando bajo la lluvia. Y Thomas hizo algo que hasta ahora jamás creí ver.
Se puso a cantar y bailar al mejor estilo de “Bailando bajo la Lluvia”; haciendo que yo riera de sus payasadas. Termino arrastrándome a su juego, y me hizo girar un par de veces.

-Ves... Siempre termino mojándome cuando estoy contigo- y comenzamos a reírnos los dos.

Llegamos al auto, que después de esto iba a tener que dejarlo al sol unos cuantos días, porque lo habíamos empapado. Compró comida en uno de esos locales de comida rápida, y me llevo a un acantilado, desde donde se veía Londres desde arriba. Era un paisaje hermoso.

Hablamos unas cuantas horas. Siempre teníamos temas de conversación, pero casi siempre terminábamos hablando de música o películas. Nuevamente me dijo que yo no era normal, que siempre había conocido mujeres huecas; pero que conmigo era distinto.
Eso iluminaba una zona de mi corazón, que parecía que poco a poco volvía a funcionar. Y aunque los miedos siempre me rodeaban… no podía evitar imaginarme, algún día, junto a él.

domingo, 4 de julio de 2010

Capitulo 11 (Miércoles 27 de Agosto)


Había tenido un fin de semana realmente complicado, pues los profesores me habían dejado mucho para leer. Inclusive tenía que realizar unos trabajos para hoy. Por suerte logré terminarlos a todos, aunque uno no quedo como me hubiese gustado, y solo desee que lo aprobara.


Lo único bueno… era que Thomas me había estado mandando mensajitos todo el fin de semana. Eran todos sin importancia, pero me encantaba escuchar sonar el teléfono, y ver que me había escrito alguna boludes. Escribía cosas como “viste que calor hace”, o “están pasando una película buenísima en tal canal”, o “mis pantalones aun no se secan”, lo que había producido una gran discusión, hasta que me confeso que nunca mas iría a algún lugar con fuente conmigo.


Volví mi vista a mi trabajo practico, que debía entregar en una hora; y lo acomode dentro de una carpeta, tratando que se vea lo mejor posible, como si eso fuera a influir en el desastroso contenido del documento. Fui caminando hacia la facultad, y llegue toda transpirada debido a la alta temperatura que no quería ceder. Gracias a dios pude refrescarme en el baño antes de entrar.


Lizzy se sentó, como siempre, a mi lado, y me contó que ayer su hermano le había regalado ese par de lentes que el otro día vio en un local del shopping. Pobre chico, pensé para mis adentros. Me preguntó sobre el trabajo, y le comente que lo había hecho, pero que tenía mis dudas. Después de un sermón por no haberla llamado por ayuda, le dio una leída por arriba y me tranquilizo, pues me dijo que estaba aceptable.


El profesor entro y empezó a dar la clase. En medio de la misma, siento mi celular vibrar. Menos mal que siempre lo pongo en vibrador, pensé. Lo saqué disimuladamente, para que el profesor no me vea. Era un mensaje de Thomas.


-¿Tienes algo planeado para ésta noche? Porque necesito otro baño en la fuente principal-


Una sonrisa ilumino mi cara, cosa que no paso desapercibida a Lizzy, que vi como de pronto dejó de escuchar al profesor, y me miraba atentamente. Le hice señas como que si fuera algo sin importancia.


-¿Qué tienes en mente?... Incluso podría llevar shampoo ésta vez :P-


El celular no tardo en volver a sonar.


-¡Gracias al cielo!... Porque yo ya no tenía más en casa... Hablando en serio... ¿Qué te parece un lugar donde podemos escuchar buena música, y comer algo mientras tanto?-


Un escalofrió recorrió todo mi cuerpo... Me estaba invitando a comer.

-Seguro... ¿Me pasarías a buscar?-


Mis piernas empezaron a moverse, temblando descontroladamente, y escuche como Lizzy reía por lo bajo.


-No puedo creer que realmente me dejarás ir a recogerte... A eso de las 8 estaré en tu casa.-


Le respondí con un corto ok, mientras seguía siendo perseguida por la mirada de Lizzy a mi lado.


Cuando salimos del salón, Lizzy se puso a mi lado al instante.


-¿Me vas a decir con quien te mensajeabas?... ¿O tendré que ir a buscar información a la INTERPOL?-


- No es nada extraordinario, Lizzy... Es solamente alguien que conocí... Nada serio... Ya sabes que no estoy buscando precisamente una relación-


-Ok... Pero al menos tira algún dato... ¿Es sexy?-


-Orgg… Super- y nos reímos hasta la salida de la facultad. Anne y Rose, que nos seguían atrás no entendían nada, así que Lizzy se encargo de explicarles, lo suficientemente alto como para que unos compañeros escucharan, y yo me pusiera roja de la vergüenza.


-¿Has considerado…? Bueno… Ya sabes… “Eso”…- y me hizo unos gestos con su cara. Yo no los entendí, pero Anne y Rose estallaron en risas.-Sexo, Orne… Sexo-


-¡Estás completamente loca! ¡Obsesionada sexual!- Le grite, girándome hacia la izquierda, y despidiéndome de ellas. La risa me acompaño unas dos cuadras, y podía ver como la gente que pasaba a mi lado me miraba como si estuviera loca.


Llegué a casa, y aunque me tire en la cama para cerrar los ojos… la sensación de felicidad que tenía adentro no me permitió apagar mi cabeza ni un segundo. Así que desistí, y me fui a bañar. Me puse mi pantalón pescador de jean, una remera roja que había comprado, con el Big Ben en plateado, y mis zapatillas negras. Me puse un poco de base y un poco de delineador. No quería nada llamativo, la remera ya hacia suficiente.


Y me senté a esperar que el tiempo pasara. Siendo ya las 8, no resistí mas, agarre mis cosas y fui hacia la puerta. Lo esperaría en el porche. Cuando fui a abrir la puerta, me encontré con Thomas, con la mano suspendida en el aire, en dirección al timbre. Me recorrió con sus hermosos ojos de arriba abajo, y de nuevo a arriba. Cuando nuestras miradas se cruzaron, una sonrisa inundo su cara.


-Guau... Si que te emociona la idea de volver a tirarme dentro de una fuente- y se acerco unos pasos para besarme. – ¿Nos vamos?- me dijo extendiéndome una mano.


Me gire, cerré la puerta, y luego me volví hacia él.


Mientras caminábamos hacia el auto, note que se había peinado. Su pelo seguía igual de desparejo y largo, pero se notaba que al menos lo habían peinado. Tenia unos jeans mas ajustados, que le quedaban… mmm… le ajustaban, haciendo notar sus “buenas proporciones”. Traía una remera, limpia, sin manchas; y una camisa encima. La remera tenía capucha, que se puso sobre su cabeza una vez que dejamos la seguridad del porche. Realmente no sabía si algún día iba a acostumbrarme a su comportamiento. Y por ultimo, sus zapatillas. Unas simples nikes negras.


Me obligue a dejar de mirarlo cuando llegamos al auto, si no quería mojar con baba su tapizado. Como siempre el auto tardo en arrancar, así que aproveche para molestarlo.


-Realmente deberías cambiar de auto... Éste está pidiéndote vacaciones- y me acomode de costado, así podía mirarlo mejor.


-Tengo otros autos... Sólo que no los uso-


-¿Otros?... ¿Cómo por ejemplo?-


-Te los mostraré en otra oportunidad.-


-Nunca me dices nada... Es frustrante- Bufe, y me cruce de brazos.


-¿Te gustan los autos?- asentí con la cabeza. – ¿Cuál sería tu favorito?-


-Mmm... A ver... Bueno, solía tener un Beattle, de los nuevos, en color rojo... Pero tuve que venderlo... Otro podría ser el Audi A3, cabriolette... Ese es un cochazo-Una sonrisa torcida nació por debajo de su barba- ¿Cuál sería tu auto favorito?-


-Éste mismo... Tengo la mayoría de los autos que un hombre... o mujer- dijo dándome una mirada-... podría desear... Pero ninguno me da tanta satisfacción cómo éste pedazo de basura- Y le dio una caricia al volante.


-¿Cualquier auto que cualquiera quisiera tener?... ¿Cuáles tienes?-


-Nómbrame uno... Y te diré si lo tengo-


-¿Posche 911?- mis ojos se abrieron cuando asintió – In…creíble…-


-¿No vas a preguntarme por ningún otro?- y sus cejas se unieron formando una.


-Querido... Eres dueño de un banco... Y tienes un Porsche 911... Creo que no necesito preguntar más-


-No dejes que las apariencias te den un concepto equivocado sobre mí- y sus ojos se volvieron al frente, dolidos.


-Hey... Yo no dije nada sobre tu imagen, o algo por el estilo... Es solo que... Eres raro... Evidentemente tienes todo el dinero del mundo, metafóricamente hablando... Pero no eres feliz... Es... Es otra prueba de que el dinero no hace a la felicidad... ¿no? -


-Gracias por compartir eso conmigo... Eres especial en tu forma de pensar... No quedan muchas como tú- dijo mientras estacionaba – Espero que te guste éste lugar... Yo solía venir cuando era más joven a cantar -


El local era bastante grande, pero oscuro. Había mesitas pequeñas, en las que solo cabían, máximo, 4 personas. Tenían un pequeño farol en el medio, que te permitía ver la mesa, pero si levantabas la vista, no podías ver mucho mas allá, salvo el escenario. Cuando entramos, se quito la capucha; y pude ver que realmente se sentía cómodo allí. Una sonrisa iluminaba su rostro, escondida aún bajo toda esa barba, pero allí estaba.


Pedimos comida, mientras escuchábamos a la gente que se animaba a hacer sus interpretaciones. Algunos eran buenos… otros, terriblemente malos. A medida que se fue llenando más de gente, y la música inundo más fuerte el local, nos vimos obligados a ponernos casi pegados para poder escucharnos.


Pedimos helado de postre, y aunque no tenían nuestro favorito, pedimos sabores comunes. Mientras lo comíamos, nos pusimos a hablar de nuestras pelis favoritas y actores favoritos. Cuando fue mi turno de nombrar mis actores favoritos, el aire se tenso.


-Bueno... Déjame pensar... ¿Actores favoritos?... Primero de todo, Anthony Hopkings... Ese hombre es increíble... Hugh Jackman también... Hay uno que es ingles, y que no me acuerdo el nombre... Estem... El que hacía de Mark Darcy en el Diario de Bridget Jones- el asintió, sabiendo de quien hablaba- Y más jóvenes, bueno, supongo que Robert Pattinson- justo cuando dije eso, Thomas decidió atragantarse con una de las cerezas que tenia su helado, y le golpee varias veces la espalda para ayudarlo. – ¿Te sentís bien?- le pregunté, mientras él tomaba coca.


-Si... Si, ya estoy mejor... Así que... Te... Te gusta R... Robert Pattinson - e hizo un gesto de desagrado, que me hizo enojar.


-Oh no… No me digas que eres de esos que piensa que a una mujer solo le gusta Robert Pattinson porque es sexy... Porque en realidad no es así, él es un excelente actor... Lástima que haya decidido retirarse de la profesión hace dos años.- y para parar mis palabras, tome mi copa de helado, y me metí una buena cucharada en la boca, viendo si el frio podía llevarse mi enojo.


-¿Vos... Pensas que él es sexy?- Me pregunto al oído, cosa que si me resultó demasiado sexy.


-Bueno, si, lo es… Pero no es por eso por lo que lo admiro, a eso me refiero- Se quedó mirando fijo su copa, pensando algo. – ¿Estás bien?-


-Hum, si... si... ¿Cuál de sus películas es tu favorita?-


-Todo el mundo responde “Crepusculo”... Pero en realidad odié cómo interpretó a Edward Cullen... Amé como hizo de Arthur, en How to Be... O Dalí, en Little Ashes- Ahí rodó sus ojos, y su cara se mostro nerviosa de nuevo.


-¿Viste Little Ashes?- y lo oí murmurar que suerte la mía muy despacio.


-Si... En un primer momento me resultó un poco difícil verlo en ese papel... Pero me cautivó la forma en que captó la esencia de Dalí.... Mi parte favorita es cuando va caminando de manera graciosa detrás de Lorca-


-Si... Es imposible para él caminar de manera normal- dijo sonriendo y moviendo su cabeza hacia un lado y hacia el otro. -¿Lo extrañas?... Como actor me refiero-



-Totalmente... Pero entiendo completamente su reacción... Yo también buscaría esconderme si todo el mundo me siguiera todo el tiempo. Sabes, cuando se convirtió en “súper estrella”, comencé a seguir un foro sobre él. No solo por eso, sino también por considerarlo una oportunidad de hablar con gente de otros países, como terminó sucediendo. Pero para la época en que se filmaba “Luna Nueva” y “Recuérdame”, las fans empezaron a volverse un poco histéricas y locas. Colgaban fotos de él todos los días. Podías verlo desde todos los puntos de vista, y evidentemente eso significaba que él no tenía paz. No me pareció que él se mereciera eso, así que trate de apartarme un poco de los foros que eran tan obsesivos con él. Sólo me quedé en uno en donde, si bien hablábamos de él, lo hacíamos solo ante grandes acontecimientos.- Me quedé mirando al que cantaba por unos segundos.


-Nunca antes había escuchado a alguien hablar así de él... ¿lo sabías?-


-¿A qué te refieres?-


-Quiero decir... Considerándolo una persona, no como una “famosa estrella del cine”- dijo esto ultimo haciendo comillas con sus dedos.


-Más pruebas para ti de que soy un extraterrestre- y volvimos a reírnos, aunque quedo, el resto de la noche, con un tinte serio.


Seguimos hablando un poco más, y para cuando nos dimos cuenta, ya eran las 3 de la madrugada. Si que se pasaba volando el tiempo con este chico. Fuimos al auto, y arranco al segundo intento. De camino a casa me conto un poco mas sobre su gusto por la música, y que algún día tocaría algo para mi. Me moría de ganas porque me cantara con ese maldito acento inglés.