miércoles, 12 de mayo de 2010

Capitulo 7 (viernes 15 de agosto)

El día estaba hermoso… y lo mejor de todo es que era mi día libre… viernes. Le pedí a la dueña de la casa que me recomendara algún lugar, un parque, necesitaba verde. Mi habitación ya me había hartado. Me mostro uno a unas pocas cuadras de allí, diciendo que solía haber bancos y mesas. Tome un libro que debía leer para la semana que viene, mi MP3, demás cosas personales y salí rumbo a la plaza. Cuando llegue me quede impresionada. Me hacia acordar a la plaza principal de mi ciudad, con un gran monumento en el centro, fuentes de agua, y caminos desde las esquinas hacia el centro de la misma. Y allí estaban, mesas, sillas y arboles; todos esperándome a mi para mejorar increíblemente mi día.

Decidí acostarme contra un árbol, y dar comienzo a mi lectura. Era un libro dentro de todo, bastante fácil de leer, por lo que me mantenía entretenida, y no me ponía histérica por no entender una palabra (cosa que si me pasaba con los otros libros). Al cabo de un rato sentí como el sol comenzaba a ocultarse, así que decidí volver hacia la casa. Cambie de camino, así podía conocer otros lugares también.

Pero al girar en una esquina, me detuve en seco. Un muchacho estaba siendo golpeado por otros tres. Me escondí un poco en la esquina, y mi corazón dio un vuelco cuando reconoció al chico golpeado… Era el chico del supermercado. Rápidamente marque 999, y le avise a la policía de lo que sucedía, y que mandaran una ambulancia. Me dijeron que me quedara en donde estaba, que en unos minutos llegarían al lugar. Pero el chico no tenía unos minutos. Tres contra uno no era una pelea justa. Tenía que intervenir

-Vos y tus instintos de justicia- Me dijo una voz dentro mío. No me importaba, no iba ver como golpeaban a ese chico. Busqué algo con que pegarle aunque sea a uno, para distraerlos un poco hasta que llegar la policía. Vi un trozo de madera, así que lo levante y me acerque donde estaban ellos. Cuando me vieron, sonrieron con malicia. Cualquiera se podía imaginar que estaban imaginando. Así que les grite:

-Ya he llamado a la policía... Ya están viniedo, así que si no quieren ir a la cárcel, huyan ahora. - Y levante el pedazo de madera, y uno comenzó a acercarse a mi. El chico “nido de pájaros” me miraba extrañado y con miedo.

-Yo creo que podríamos pasar un “buen momento”... juntos. -

-Yo no lo creo. - y le lancé la madera por la cabeza, pero la esquivo... pero no se esperaba que yo contra-atacara contra sus piernas. Y cayó de espaldas al piso. Le di otro buen golpe, para asegurarme que por unos momentos no molestara.

Uno menos, quedaban dos. Uno agarro al chico violentamente, y siguió golpeándolo, mientras el otro se me acercaba. Logro quitarme el trozo de madera, y lo tiro a un lado riendo con maldad.

-Bien bebé... Ahora resolvamos ésto. –y se fue acercando a mi. Recordé que tenía mi spray de pimienta en mi campera. Lo saque disimuladamente… y lo deje acercarse…

-¡Corre!... Por Dios Santo, ¡Corre!- Me grito el “nido pájaros”, con desesperación en sus ojos.

-Oh, no… La nena quiere jugar... Y yo soy un muy buen jugador... Déjame demostrártelo cariño. - y siguió acercándose a mi.

Estando a tres pasos míos vi mi oportunidad, y le arroje el spray en los ojos. Comenzó a gritar desesperadamente; y yo aproveché a golpearle donde a los hombres mas le duelen, dejándolo tumbado. Vi que el otro intentaba levantarse, y le volví a patear muy fuerte. El otro hombre que sostenía al chico me miro sorprendido. Y saco un cuchillo. Mis ojos se abrieron como platos, y ya no pude ocultar mi terror. Lo puso sobre la garganta del chico.

-Ahora aprenderás a que nunca debes meterte con nosotros... Mueve un maldito músculo, y el nenito muere. - y diciendo esto, el cuchillo marcó la piel del muchacho, haciendo que sangrara.

Mierda, lo había arruinado todo. Vi que los otros comenzaban a levantarse de nuevo. Esta vez sonriendo, pues sabían que no iba a escaparme ahora. Mire al chico extraño, y le pedí perdón con los ojos.

-Corre, por favor. - Su voz era un lamento. Él… los tipos… y yo sabíamos lo que iban a hacerme ahora.

¿Correr o no correr? No… no iba a dejarlo solo de nuevo, para que lo mataran de seguro. De todos modos mis músculos no respondían. Estaba paralizada del miedo. Entonces una mano se poso en mi hombro, y se deslizo por mi brazo. Acerco su cara a mi cuello:

-Realmente hueles delicioso. - y me besó en el cuello. Me aparté unos milímetros –No hagas ésto más dificil, muñeca. -

-No soy tu muñeca… Y nunca lo seré. - Lo miraba con odio, no se de donde había salido el coraje para decir eso… pero me arrepentí al instante.

-Ha… Déjame probarte… Cómo te convertirás en mi perra. - El chico extraño se retorció entre los brazos de su atacante, lo que produjo que se volviera a lastimar. Dejo de forcejear al sentir el dolor. Vi como se mordía el labio, y de sus ojos brillosos brotaba una lágrima.

El tipo me tomo entre sus brazos, y el otro se coloco delante mío, y empezó a abrirme la campera, y se relamía el labio mientras lo hacia. Como desee saber escupir en ese momento. Pero lo único que hice fue mirarlo con odio, y gritar en mi mente mis deseos de que la policía llegara de una maldita vez.

Entonces se oyeron unas sirenas, que venían como locas. Los tipos se miraron asustados.

-Les dije que había llamado a la policía.-

Se miraron entre ellos, y pude ver el miedo en sus rostros ahora. El que sostenía a cabeza de nido lo soltó y le hizo señas al resto para que salieran corriendo de allí. Cuando estuvieron lo suficientemente lejos, me acerque al muchacho, que no podía levantarse.

-¡Fue tan estúpido hacer eso!... ¡Pudieron haberte violado! - Me dijo furioso, con las pocas energías que le quedaban.

-Prefiero ser violada, a ver como te mataban, lo siento. - y saque unos pañuelos para taparle la herida del cuello. –¿Tienes lastimado algún otro lugar?- y vi entonces que el resto solo eran golpes, pero no sangraba.

Cuando termine de mirarlo… Comencé a marearme… Si… Ya me preguntaba yo cuando tardaría en desmayarme… Pues si, me desmayo al ver sangre. Podía sentir como la ambulancia y los policías doblaban la esquina… así que tranquila de la seguridad que habría ahora, me desmaye sobre él.

Tuve unos segundos lucidos dentro de la ambulancia. Iba sentada, y el medico me hablaba tratando de hacerme permanecer despierta… Y entonces vi que intentaba colocarme un suero… intravenoso… Si, también me desmayo con las agujas… Así que de nuevo todo se volvió negro.

Cuando volví a abrir los ojos, sentí que nada se movía, y que yo estaba en una camilla. Genial, ya habíamos llegado al hospital. Traté de levantarme, pero aún estaba media descompuesta, así que caí de nuevo sobre la almohada. Procure permanecer despierta, viendo como las gotas del suero ingresaban velozmente dentro mío. Una enfermera comenzó a hablarme, y le dije que hablara lento, que era extranjera… Además de haber estado desmayada, por lo que mi cerebro no funcionaba del todo bien.

-¿Cómo está el chico?- le pregunté

-Está bien. Solo le están haciendo unos exámenes por precaución. - y me sonrió.

Al rato ya empecé a sentirme mejor, el dolor de cabeza comenzaba a abandonarme, y el suero se acababa. Llame a la enfermera, y me quito el suero, luego de que le dije por décima vez que ya estaba mejor, y que siempre me pasaba eso.

Logré pararme, y aunque tambalee un poco, la enfermera me dejó irme. Obviamente, primero debía llenar unos formularios. En el camino, vi al chico “nido de pájaros” que llegaba en silla de ruedas a la cual seria su habitación.

Espere a que se fuera el medico, y entonces entre tímidamente.

-Emm… Hola… ¿Cómo estás?- Le pregunte asomando la cabeza… y poco a poco acompañando mi cuerpo hacia dentro de la habitación.

-¡Por poco me haces sufrir un ataque de corazón!... Te desmayaste de repente en mis brazos... Así de la nada. - y volvio a protestar. Yo no pude hacer otra cosa que reirme. –¡Y te ries!... ¡Y te ries!...- volvio a ponerse serio- Ellos pudieron habernos matado a los dos... ¿Por qué hiciste eso?... Ni siquiera me conoces. -

Baje mi vista a mis manos... que ahora sudaban del nerviosismo –Si que te conozco. - y su cara se descompuso – Del supermercado, ¿O ya no te acordás? - y su rostro volvio a cambiar… mostrando… ¿alivio?- ¿Cómo podría dejar morir al muchacho que me ayudo a encontrar la crema perfecta para mi pelo?- y le sonrei.

Me mostro una sonrisa forzada –De todos modos, fue una acción estúpida… No valgo la pena. - y ahora fue él quien bajo la mirada.

-Si que vales. – Y justo entro el medico, que me salvo de seguir hablando. Cuando subí la vista, vi que me miraba con ojos abiertos, y sus mejillas coloradas. –Nos vemos. - Y le hice un gesto de despedida con mi mano.

-Adiós. -

Salí del hospital lo más rápido que pude. Era de noche, llame a Peter, y le avise lo que había ocurrido, y que ya estaba en mi camino hacia la casa y les contaría todo mejor. No pude dejar de pensar en todo el trayecto en el chico “nido”… y lo que mas me inquietaba… era que dentro mío… algo me decía que lo conocía de algún lado.

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